La piel sana tiene una epidermis bonita que cuenta con una capa exterior suave que actúa como una buena barrera protectora de los agentes ambientales y la pérdida del agua.

El color y el tono de la piel son uniformes y sin manchas. Los elementos como el colágeno (que aporta firmeza), la elastina (que incorpora elasticidad a la piel) y los glicosaminoglicanos o GAG (conservan la piel hidratada) se encuentran en abundancia.

Es interesante saber que, bajo un microscopio, la biopsia de una arruga no muestra signos reveladores que indiquen que se trata de una arruga.

Probablemente sea un proceso multifactorial de envejecimiento intrínseco y extrínseco lo que hace que la piel se vea arrugada.

Factores Intrínsecos

El envejecimiento intrínseco se denomina al proceso de envejecimiento natural interno que tiene lugar a lo largo de los años, independientemente de las influencias del entorno. Por ejemplo, a partir de los 20 años, cada año una persona produce aproximadamente un 1 por ciento menos de colágeno en la piel.

En consecuencia, la piel se vuelve más fina y frágil con la edad. Asimismo, también comienza a disminuir la actividad de las glándulas sudoríparas y sebáceas, menor formación de GAG y menor producción de elastina.

Es inevitable la formación de arrugas como resultado del envejecimiento intrínseco, pero siempre será leve.

Factores Extrínsecos

El envejecimiento extrínseco sucede, además del envejecimiento intrínseco, como resultado del sol y el daño ambiental (consumo de tabaco y exposición a la contaminación, por ejemplo).

El envejecimiento extrínseco se manifiesta como un engrosamiento de la capa cornificada, cambios precancerosos, cáncer de piel (incluido el melanoma lentigo maligno, carcinoma de células basales o carcinoma de células escamosas), formación de manchas solares, pecas y pérdida desmesurada de colágeno, elastina y GAG.

Por si solos o en conjunto, estos procesos proporcionan a la piel una apariencia de aspereza, tono desigual, manchas marrones, piel fina y arrugas profundas.

En este aspecto, la prevención es clave para minimizar las arrugas.

Lo más importante es cuidar la piel antes de que empiecen a producirse todos estos cambios. La protección solar contra los rayos UVA y UVB es fundamental los 365 días del año con un FPS de al menos 35 sobre todo a base de óxido de zinc o dióxido de titanio.

Algunos filtros solares están estrechamente relacionados con alteraciones hormonales e incluso, varios de ellos, ya han sido prohibidos en algunos países como Hawai debido al efecto que tiene en las barreras de coral.

A consecuencia de la cantidad de filtros solares químicos que se liberan en sus aguas por surfista y bañistas, su arrecife de coral empieza a morirse y blanquearse.

Ingredientes como el óxido de zinc o dióxido de titanio se consideran tanto seguros para los humanos como para el medio ambiente.

Además de optar por un buen protector solar, también es importante mantener una correcta rutina diaria para prevenir el envejecimiento de la piel.

Un estilo de vida adecuado con mucha agua y poco alcohol, alimentos procesados o tabaco es imprescindible para prolongar su juventud.

Asimismo, una correcta limpieza sin sulfatos ni agentes abrasivos que dañen la barrera hidrolipídica es esencial para una piel joven.

Algunos detergentes son tan abrasivos que pueden llegar a eliminar por completo el sebo de la piel que protege la epidermis de la deshidratación.

En consecuencia, la piel trata de restaurarse produciendo más sebo lo que contribuye a problemas en la piel.

Incorporar productos hidratantes y nutritivos como el ácido hialurónico o elementos que ayuden a promover el colágeno son esenciales para atenuar las arrugas y mejorar la firmeza.

Aceites vegetales como el aceite de rosa mosqueta, aceite de granada o aceite de goji son unos buenos aliados para nutrir la piel en profundidad por las noches.